Cuando se prepara para el día que se presenta y revisa el día que acaba de terminar, está haciendo lo mismo que con los mercados: buscar patrones. Esta vez, no obstante, está buscando *sus* patrones como trader. Busca los patrones que son temas comunes subyacentes a sus mejores y peores operaciones.
Podemos considerar los bucles de aprendizaje como procesos intencionales que convierten nuestros mejores patrones – lo que podemos llamar nuestras “mejores prácticas” – en hábitos. Esos mismos bucles pueden ser utilizados intencionalmente para interrumpir nuestras peores prácticas, para que no puedan activarse como los hábitos. 

El problema consiste en que podemos implementar patrones de comportamiento sin ser conscientes de los mismos. Esto ocurre en todas las esferas de la vida, desde nuestros estados de ánimo (pensar de forma negativa automáticamente nos hace sentir enfadados o deprimidos) a nuestras relaciones (malinterpretando lo que otra persona está diciendo porque nos lo estamos tomando de forma personal).
Muchas veces, los traders no tienen múltiple problemas. Tienen un único patrón que se manifiesta en su trading muchas veces. Si pueden aislar y cambiar ese patrón, la mejora en el rendimiento puede ser importante.
Somos aún menos conscientes de nuestros patrones de soluciones.
Implementamos patrones de comportamiento positivo todo el tiempo y sin embargo no somos necesariamente conscientes de qué estamos haciendo y de cómo lo estamos haciendo. Si no conocemos nuestras “mejores prácticas” – tanto en el trabajo como en las relaciones – no podemos aprovecharlas y hacer que sean una parte más consistente de nuestra actuación.
Una forma en la que los diarios de trading pueden ser útiles es identificando los patrones que conforman nuestras mejores y peores prácticas. Al catalogar nuestras mejores y peores operaciones cada día o semana y examinándolas a continuación para ver qué es lo que hace que tengan éxito o fracasen, con el tiempo comenzaremos a ver claramente los patrones. Estos pueden ser patrones de condiciones de mercado y tipos específicos de patrones; también pueden ser patrones personales: cómo nos preparamos para la operación, cómo la ejecutamos, nuestro estado mental en el momento de operar, etc. 

Al llevar ese diario, lo importante es hacer un seguimiento tanto de lo que estaba ocurriendo en el mercado *como* de lo que estaba pasándosele por la cabeza durante su mejor y peor operativa. Tras escribir docenas de entradas en su diario, se dará cuenta de que surgen un día y otro los mismos temas: estos son los que conforman sus patrones.
Conocer sus patrones no le garantiza que los cambiará, pero es el primer paso para cambiarlos. No puede trabajar en sí mismo si no sabe en lo que está trabajando. Actuar como su propio entrenador de trading implica conocer cuáles son sus puntos fuertes y débiles, para que pueda aprovechar al máximo quién es, desarrollar lo mejor de usted y minimizar sus puntos débiles. 


Fuente: Cárpatos




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