A veces para tratar de entender los movimientos bursátiles todos nos olvidamos de una máxima fundamental: la bolsa la mueven personas con unos esquemas mentales muy similares a los nuestros. Incluso los programas automáticos que tanto volumen generan se basan en pautas psicológicas elementales. Un ejemplo: Hace un año cuando alguien ganaba un 5% comprando unas acciones de Santander a 14€ no tenía prisa en venderlas, se decía aquello de “¿y qué voy a hacer con el dinero?”, era una tendencia alcista tranquila, ahora si se gana un 5% comprando unas acciones de Santander a 6€ se tiene prisa por venderlas, parece que quemen. Esto pasa porque la volatilidad genera miedo y falta de confianza, da igual el precio y la acción que sea, en resumen, es pura psicología.
Y es que casi todos los grandes maestros de la ciencia del dinero fueron incapaces de hacerse millonarios. No me refiero a enriquecerse vendiendo libros de texto, sino especulando. Que yo sepa, no contamos más que con tres hábiles especuladores en la historia económica:
Es decir, el saber economía no convierte a nadie en experto en ganar dinero.
Sin embargo, con pautas psicológicas si se puede hacer dinero. Un ejemplo:
Hace algunos años los hermanos Hirsch, una de las mejores firmas a nivel mundial de búsqueda de pautas estacionales, publicaron unos datos: que los días de la semana no son todos iguales a la hora del trading. El Dow Jones desde 1990 a 2006, si lo miráramos por día de la semana habría dado los siguientes registros:
  • Lunes +6.460 puntos.
  • Martes +1615.
  • Miércoles +204.
  • Jueves -226 puntos.
  • Viernes -523 puntos.
Yo no soy psicólogo pero estos datos son realmente sorprendentes y se me ocurren dos interpretaciones: el principio de la semana nos hace estar más dispuestos a la inversión y a medida que se acerca el fin de la semana se nos pasan las ganas y pensamos más en el descanso y también que los mercados abiertos y en actividad nos dan una tranquilidad que no nos da el fin de semana. Incluso creo que si los mercados no cerraran nunca esta pauta desaparecería.
Así pues, apuntarse el tanto, para trading a corto lo mejor es comprar el viernes al cierre y vender el lunes. Eso sí, si durante el fin de semana se desata una guerra mundial… cuidado.
¿Veis? Yo también tengo esa pauta psicológica en mente.
Otro ejemplo:
Morningstar encargó hace unos años a los profesores Bernatzi, Kahneman y Thaler que llevaran a cabo un sondeo para determinar hasta qué punto los inversores de EEUU estaban sujetos al problema del exceso de optimismo. El estudio se hizo en 1999 justo antes del estallido de la burbuja y la pregunta era sencilla:
Cuando usted se plantea una inversión financiera ¿pasa más tiempo pensando en las ganancias que podría obtener o en las pérdidas que podría causarle?
Las respuestas fueron de lo más impactante, tanto que aparecen en algunos libros de psicología:
  • El 39 % declaró que pasaba mucho más tiempo, prácticamente todo el tiempo, pensando en lo que iba a ganar.
  • El 35 % que pasaba más tiempo pensando en lo que iba a ganar.
  • El 19 %, hacía lo correcto, es decir, pasar el mismo tiempo valorando la ganancia o la pérdida.
  • El 6 % tan sólo decía que pasaba algo más de tiempo valorando la pérdida.
  • El 1 % decía que pasaba casi todo el tiempo valorando la posible pérdida.
Creo que los resultados son para que nos pongamos todos a reflexionar. El 74 % de los que entran en el mercado lo hace porque cree que va a ganar mucho y no valora adecuadamente el riesgo. Sólo un 7 por ciento se preocupa mucho por las pérdidas. ¡ El 74 % frente al 7% ! y un miserable 1 por ciento de gente que se preocupa de forma extrema por las pérdidas frente a un 39 % que se preocupa casi sólo de lo que van a ganar. Por eso el excesivo optimismo es tan grave…
Y ahora volvamos a nuestros propios esquemas mentales: ¿Acaso no es cierto que si compramos algo y sube ya damos por segura la ganancia aunque no hayamos vendido y si compramos y baja en cuanto recuperamos nuestro nivel estamos deseando vender al mismo precio que antes nos sedujo para comprar? La acción y el precio es el mismo, sólo ha cambiado nuestra percepción.
A mi esto me parece apasionante, ¡hay estudios serios que incluso han encontrado relación entre los días soleados y las subidas en bolsa! Todo esto demuestra que la bolsa no es una entelequia que manejan unos personajes inaccesibles con una inteligencia superior, es algo tan humano como cualquier otra actividad y sus impulsos a veces son tan irracionales porque son un fiel reflejo de nosotros mismos y nuestros esquemas mentales.
De hecho, hay una serie de términos más propios de psicología que de economía que explica muy bien esta estructura bursátil y que se aprecian muy bien en este gráfico que podría -al menos en su primera mitad- superponerse al gráfico bursátil del último año y que marca el punto de máximo riesgo financiero en contraposición al punto de mejor oportunidad inversora:
Optimismo, entusiasmo, emoción, estoy listo, euforia, ansiedad, negación, miedo, desesperación, pánico, capitulación, desánimo, depresión, esperanza, alivio, optimismo.
Ahora que hay tantos buscando el suelo del mercado bajista quizás deban olvidarse de los “retrocesos de Fibonacci” o las ondas Elliot y lo busquen buceando en sus propios sentimientos…

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