Gracias al astuto trader y lector Adam por el vínculo a esta historia del New York Times sobre cómo el cerebro se ve inmerso en un círculo vicioso de estrés. Cuando estamos estresados, tenemos una tendencia a volvernos funcionalmente rígidos: repetimos los mismos comportamientos, incluso cuando no funcionan. Es cuando estamos concentrados y calmados que tenemos más probabilidades de ser flexibles en nuestro pensamiento. En condiciones de mucho estrés, perdemos esa flexibilidad. Como remarcó un investigador: “se nos da muy mal reconocer cuándo nuestros mecanismos de defensa no están funcionando. Nuestra respuesta generalmente es hacer lo mismo cinco veces más, en vez de pensar que tal vez ha llegado el momento de probar algo nuevo”.
En los mercados, hacer algo cinco veces más puede suponer la diferencia entre un día perdedor y uno catastrófico. Esto es por lo que resulta vital que hagamos pausas periódicas durante el día de trading, nos tomemos la temperatura emocional y nos mantengamos centrados y relajados, relajando los músculos y realizando ejercicios de respiración, así como utilizando biofeedback.
Al mantener la calma y la concentración, nos ponemos en un estado mental que facilita el aprendizaje óptimo. Cuando reaccionamos al mercado en modo de crisis emocional, difícilmente tendremos la perspectiva necesaria para aprender de nuestra experiencia – o para acceder al aprendizaje que ya hemos adquirido.
Fuente: Cárpatos