¿Cúal de los tres es de su agrado?
Vayamos por partes, pero en primer lugar debemos ser conscientes que la inversión mediante sistemas automáticos, cada vez más extendida tanto en el mercado español como en Europa y Wall Street, se basa en la toma de posiciones y la compra venta de instrumentos financieros mediante sofisticados programas informáticos (cuasi robots) que deciden que es lo mejor para su bolsillo en base a unos criterios previamente establecidos . Sin embargo, hay que tener mucho cuidado con esta modalidad de inversión bursátil ya que existen muchos sistemas y cada uno de ellos tiene un perfil de riesgo y unos criterios de rentabilidad diferentes.
La primera pregunta obligada es ¿qué son y como funcionan los sistemas automáticos y en qué se diferencian de los sitemas manuales? Podemos definir el trading discrecional de una forma fácil y sencilla como aquél en el que el inversor o un operador o trader ejecuta manualmente todas las operaciones. En el desarrollo del proceso de especulación el trader podrá seguir siempre unas reglas concretas, podrá seguir en cada operación un criterio de entrada o podrá no seguir ningún criterio concreto, pero en todo momento será él quién ejecute manualmente esa operación.
En cambio, a diferencia del trading discrecional, el trading automático es aquél en el que el inversor no ejecuta ninguna orden de forma manual, sino que todas ellas se ejecutarán de forma automática. Para ello deberá asociarse a la cuenta del inversor un programa informático que lanzará de forma automática órdenes de compra/venta al mercado en el momento que se cumplan determinadas condiciones de mercado preestablecidas.
Los sistemas automáticos operan sobre todo tipo de activos cotizados, ya sea bajo modalidad de contado o bajo un derivado. En la mayoría de los casos se opera sobre índices (por ejemplo el S&P500), divisas (por ejemplo en el cruce euro/dólar), el petróleo y, en menor medida, acciones de compañías cotizadas.